¿Quién si y quién no?. Criterios de admisión a una unidad de cuidados intensivos.

febrero 04, 2012 3 respuestas humanas
La salud es un derecho humano y social. La constitución mexicana estipula en su artículo 4º que toda persona tiene derecho a la salud; y en el código de ética de enfermería se establece el respetar  y cuidar la vida siempre en apego a los derechos humanos. Sin embargo, dadas las condiciones socioeconómicas y políticas de nuestro país es un hecho que los servicios de salud se encuentran generalmente saturados, se cuenta con recursos humanos y materiales de cierta forma limitados, y en ocasiones las instalaciones físicas no son siempre lo que deberían ser.
Las salas de cuidado o terapia intensiva nacieron cómo modalidad asistencial a partir de la existencia del soporte vital aplicable para la sustitución o reemplazo de los diversos órganos, sistemas y funciones del paciente en estado crítico. Estas salas se constituyeron en “el área clínica hospitalaria de mayor seguridad para controlar la amenaza real o potencial de la muerte en medio de una enfermedad que recién comienza, durante la evolución de una ya conocida, o frente al riesgo derivado de la indicación de algún procedimiento médico o quirúrgico”.[1] Simultáneamente, este tipo de tratamiento permitió que emergiera un nuevo grupo de pacientes de alto riesgo, cuya supervivencia era imposible con anterioridad, y generó una serie de cuadros clínicos desconocidos hasta el momento. Consecuentemente esto replanteó problemas éticos  y administrativos acerca de quiénes deberían ser admitidos y quiénes no en una unidad de cuidados intensivos, para lo cual se han propuesto diversos criterios a seguir, los cuales se exponen a continuación.
¿Quién puede ser un paciente de UCI?
Un enfermo en estado crítico es aquel que presenta alteraciones vitales de uno o más órganos que ponen en peligro su vida y que ingresa a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), para ser sometido a vigilancia, reanimación, mantenimiento de constantes vitales y tratamiento definitivo.
Existen diversos órdenes de criterios instituidos en los diversos hospitales del mundo. En el caso de México, la ley obliga a los profesionales a brindar atención según los requerimientos del paciente, por lo que legalmente estos criterios no pueden ser reconocidos abiertamente, sin embargo existen, y están presentes en un debate ético –y en ocasiones no tanto-  que podemos encontrar en diferentes publicaciones de las disciplinas de la salud, como por ejemplo, los propuestos por el Dr. Gerardo Valencia Nuñez  (2004) en el portal oficial de la Federación Mexicana de Anestesiología, A. C.[2] en los que menciona que:
"Las determinantes de admisión a la UCI son las alteraciones reales o potenciales de los sistemas fisiológicos mayores y no la naturaleza del padecimiento. Los factores determinantes de ingreso a la UCI son: Insuficiencia o inestabilidad de uno o más sistemas fisiológicos mayores, con un máximo de tres; alto riesgo-estabilidad en peligro de sistemas fisiológicos mayores y necesidad de cuidados especiales y/o especializados. "
En el caso de Colombia[3] y Bolivia[4] por mencionar algunos, los pacientes se dividen cómo de alta y baja prioridad, según sus posibilidades de recuperación.  Es decir, un paciente de alta prioridad es un paciente con una condición altamente reversible y que requiere una observación estrecha así como el manejo de terapéutica muy específica; mientras que un paciente de baja prioridad, sería un paciente con riesgo de requerir la terapia intensiva, con condiciones irreversibles e incapacitantes, o enfermedades terminales.

La Unidad de Cuidados Intensivos en perspectiva
Pero, ¿qué es lo que hace a una UCI tan especial? Estas áreas suelen ser sumamente costosas indiferentemente de que se hable del ámbito público o privado, la diferencia estriba en a cargo de quien corren estos gastos.
Una sala de terapia intensiva se caracteriza primero que nada, porque el personal que en ella labora cuenta con una amplia gama de conocimientos y experiencia que deben ser apropiadamente remunerados. A si mismo, los medicamentos suelen ser más caros, el uso de equipos tecnológicos de apoyo es más frecuente, constantemente son tomadas y  enviadas muestras a los laboratorios, se realizan interconsultas con otros médicos, etc.
Según la “Recomendación de la Asociación Internacional de Arquitectos (AIA)  2001 y modificaciones propuestas para las del 2006”, una unidad de terapia intensiva requiere cubrir las siguientes especificaciones de manera ideal: habitaciones individuales estándar con control de la luz solar y el ruido, habitaciones de aislamiento selladas con mecanismos de autocierre con doce cambios de aire por hora y una unidad especial para el manejo de la ropa sucia y los deshechos que emanen de esas habitaciones, control de enfermeras, clima, lavamanos quirúrgicos, gases medicinales, área de fallecidos, área para jefes del servicio (médicos y enfermeras), área para fallecidos, con rutas establecidas para el manejo de deshechos y ropa sucia de todo el servicio, planta propia de electricidad, sala de espera para información de los familiares, entre otras cosas.[6]

Un servicio privilegiado
A grosso modo podemos decir que los pacientes pueden ser aptos o no para ingresar a una terapia intensiva basándose en el nivel de inestabilidad general, y en sus posibilidades de recuperación.
A pesar de que todos pueden ser aceptados ya que la salud es un derecho universal por ser considerado un derecho humano; siempre tendrá mayor probabilidad de ser admitido  aquel paciente con mayor grado de inestabilidad, y mejor pronóstico en relación a algún paciente terminal o demasiado anciano.
La realidad de nuestro entorno nos obliga a tener que dar prioridad de un paciente a otro, dado que los servicios de salud no cuentan con una infraestructura y una superestructura proporcional a los usuarios del mismo, por lo que con frecuencia los médicos se ven en la necesidad de aplicar estos criterios que si bien están en discusión y no son abiertamente aceptados como tales, son parte de una realidad que no podemos ocultar, no únicamente en servicios tan celosos como lo es una terapia intensiva, si no en general, en todo el hospital, dado que un día de hospitalización genera gastos importantes para las instituciones y por lo tanto, se piensa en “invertir estos gastos de la mejor manera”.  Personalmente  pienso que esta visión tan “administrativa” contribuye de alguna forma a la  deshumanización del actual sistema de salud; sin embargo, la única solución que vislumbro dado que la población aumenta y los recursos humanos y materiales hospitalarios escasean, es la descentralización de los servicios hospitalarios, es decir,  la capacitación del profesional de enfermería en atención domiciliaria real y de calidad que incluya a la familia en el cuidado del paciente, para así ahorrar recursos y reservar los espacios privilegiados como la UCI a pacientes que requieran indispensablemente de este servicio.
En conclusión mis propuestas serían en concreto:
  • Establecer unidades de atención a pacientes críticos en estado terminal.
  • Aplicación de programas de atención domiciliaria en pacientes agudos o crónicos en condiciones estables para facilitar el ahorro de recursos (gastos de cocina, lavandería, electricidad, etc.
  •  Adaptar las áreas físicas de las UCI a las recomendaciones emitidas por la AIA en la medida de lo posible.


Unidad de Cuidados Intensivos
                                    

[1] GHERARDI, Carlos, CHAVES, Miguel, CAPDEVILA, Abelardo et al. La muerte en un servicio de terapia intensiva: Influencia de la abstención y retiro del soporte vital. Medicina (B. Aires).
[2] http://tdi-studio.com/clientes/fma/publicaciones/boletin/vol2/5/documentos/15.html
[3] Criterios de ingreso a UCI. Comité Cuidado Crítico: Sociedad Colombiana de Neumología. Revista Colombiana de Neumología. [online] Consultado en: 20/08/08. Disponible en: http://encolombia.com/medicina/neumologia/neum134-01criterios.htm
[4] Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Univalle. [online] Consultado en: 20/08/08 Disponible en:  http://www.univalle.edu/publicaciones/revista_salud/revista05/pagina13.htm
[5] Santos Milanés, H., López Medina, O. y Santos Perez, H. Nuevos conceptos en los diseños de las unidades de cuidados intensivos pediátricos. Cuba. Online. consultado 21/08/08 disponible en: http://www.eccpn.aibarra.org/temario/seccion10/capitulo173/capitulo173.htm
[6] Idem.

3 respuestas humanas:

  • Unknown dijo...

    olá eu só Dinâmico residente em angola na província do Namibe, especialista formado em cuidados Intensivos,é uma área que requer muita atenção, a diversidade de conhecimento é muito importante, um Intensivista tem que estar equiparado com mutíplo conhecimento. obrigado por ter inspirados estes conhecimento, precisamos de aprender um aos outros.

  • Unknown dijo...

    olá eu só Dinâmico residente em angola na província do Namibe, especialista formado em cuidados Intensivos,é uma área que requer muita atenção, a diversidade de conhecimento é muito importante, um Intensivista tem que estar equiparado com mutíplo conhecimento. obrigado por ter inspirados estes conhecimento, precisamos de aprender um aos outros.

  • Unknown dijo...

    por desgracia muchas veces las decisiones que se toman dentro de los hospitales no responden solo a motivos médicos o sanitarios, sino que responden a motivaciones económicas

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